De la calidad de la comunicación depende la calidad de nuestra vida.
Nuestras experiencias de vida, la realidad que construimos día a día depende en principio de nuestra de la comunicación interna, el diálogo interno y de la relación con el entorno.
¿Cuando hablas contigo mismo lo haces reconociendo tus fortalezas, tus creencias expansivas o te enfocas en los puntos débiles, las creencias que te limitan para emprender la acción?
Son las preguntas que nos hacemos las que indican si nos enfocamos en el problema o en la búsqueda de soluciones.
Si ante una situación que consideramos adversa podemos preguntarnos:
¿Por qué me pasa esto?
Hago todo mal.
No sirvo para esto.
No encuentro la solución.
Esto no es para mí.
Nunca podré hacerlo.
Me cuesta mucho.
Es difícil, aburrido.
Que sucede si cambiamos las preguntas y decimos:
¿Qué tengo que ver, aprender, entender de esta situación?
¿Qué cosas puedo hacer diferente?
¿Quiero cambiar?
¿Qué representará este cambio en mi vida?
¿Con qué recursos cuento?
Al cambiar las preguntas, cambiamos el enfoque, podemos encontrar la manera de solucionar la situación, nos ponemos en el lugar desde donde, tomando el control, activamos recursos internos y externos pensando en resultados.
Este es el momento que podemos alinearnos e inspirarnos para comenzar el proceso de cambio de adentro hacia afuera, cambiar la mirada, pensar en posibilidades.
Si cambio mi diálogo interno, cambio mi representación interna, la manera de experimentar la realidad, cambia mi estado interno, las emociones que experimento serán positivas, las acciones y los resultados obtenidos también.
Podemos decidir quedar presos de situaciones adversas o comenzar a buscar herramientas que me permitan iniciar el proceso de cambio.
Conectarnos con nuestro interior mediante preguntas que enciendan el motor interno, la pasión por avanzar y ser conscientes de nuestros recursos.
Podemos entrenar a nuestro cerebro a ver oportunidades donde antes veíamos problemas, aprender, incorporar nuevas vivencias que se integren con los aprendizajes anteriores, programarnos para crecer, mantenernos activos, alertas, para desafiar los retos del día a día, incorporar recursos, enfocarnos en la búsqueda de soluciones y resultados deseados.
Seamos sinceros con nosotros mismos, a veces las soluciones demoran más de lo que deseamos en llegar, aunque será nuestra actitud la que marque la diferencia.
Es importante decirnos y creer que podemos lograrlo. Comprometernos, ser perseverantes.
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